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Dr. Holon de mayo

07-06-2022

Dr. Holon  de mayo
Cuando se sufre estrés podemos tener estreñimiento o diarreas, puede aumentar la acidez estomacal y también aparecer afecciones como indigestiones, gastritis e inflamación de la mucosa intestinal que puede dar lugar a la aparición de úlceras, el síndrome del colon irritable o la colitis ulcerosa.

Es decir el estrés afecta a las variaciones en la motilidad intestinal, produce cambios en secreciones digestivas y esto afecta a la absorción de nutrientes, así como puede dar lugar a intolerancias y alergias al desequilibrarse la flora intestinal.

Los trastornos digestivos como el colon irritable van estrechamente ligados al estrés y la ansiedad porque incrementan la sensibilidad visceral. Parece ser que las personas ansiosas además de tener más sensibilidad en las vísceras digestivas, sufren más disfunciones de la motilidad de la musculatura base que mueve el alimento por nuestros intestinos. Esto puede provocar también cierta inquietud y dificultad en el acto de tragar.

Determinados experimentos han conseguido transferir la hipersensibilidad visceral, la del colon concretamente, a animales de laboratorio, instalando la microbiota fecal de pacientes con colon irritable. Después de esta transferencia bacteriana los animales empezaron a mostrar una mayor hipersensibilidad intestinal.

Actualmente existen proyectos terapéuticos para mejorar la ansiedad y el estrés basados en cambiar la flora bacteriana intestinal.

Y ¿qué podemos hacer para mantener nuestra microbiota en condiciones y mejorar la salud intestinal?

Aumentar la diversidad microbiana intestinal siguiendo una dieta rica en frutas y verduras y más pobre en carnes rojas y en grasas saturadas. Mejor consumir grasas monoinsaturats de origen vegetal como el aceite de oliva o los aguacates, y añadir alimentos fermentados, como el yogur, ricos en probióticos o microbios beneficiosos.

Una buena salud intestinal podrá mejorar la ansiedad y el estrés, así como un estilo de vida que contemple el ejercicio y una buena calidad del sueño. Todo ello contribuirá a mantener en condiciones óptimas nuestra salud en general.


  • Dr. Holon de abril

    Relaciones en tiempo Covid y estrés

    El estrés y los problemas forman parte de cualquier relación de pareja, en situaciones normales. En época de confinamiento, los problemas se agravan por una serie de circunstancias como estar mucho tiempo juntos sin espacio propio, problemas económicos que pueden acabar comportando violencia de género, divergencias en el miedo a la enfermedad (uno tiene miedo y el otro no ), falta de contacto con otros familiares o amigos, falta de tiempo libre y libertad para poder ocupar estos tiempos con actividades que nos gustan y nos desestresen y que ahora no podemos hacer, y también exceso de comunicación virtual y aumento de las adicciones.


  • Dr. Holon de marzo

    Vivir, sobrevivir y estrés


    La sociedad actual abocada a la acción, la producción, la competitividad, el rendimiento y el consumo, nos ha hecho olvidar la importancia de la inactividad como tiempo realmente libre que permite la contemplación y una intensidad vital que no se refiere a una intensidad de producción o consumo.
  • Dr. Holon de junio

    Verano y estrés

    El verano en el hemisferio norte se corresponde a los meses de julio y agosto, final de junio y parte de setiembre. Al principio es cuando los días son más largos y las noches más cortas, y también es la época del año de más calor. Verano, o estio viene del latín "Aestas" que quiere decir, hervir. Las altas temperaturas provocan agotamiento corporal, necesidad de descansar y pocas ganas de trabajar. El verano se asocia a vacaciones y ocio, y se busca la diversión y la alegría.

    Este año, más que nunca, tras más de un año de confinamiento, donde hemos tenido pocas alegrías, se espera el verano con ganas, pero también con un poco de miedo. ¿Podemos ir sin mascarilla? ¿Nos atreveremos a viajar?. En el fondo a pesar de estar vacunados, no estamos seguros del todo. Seguramente será un verano extraño, pero las ganas de cambiar de escenario están. Quizá no iremos tan lejos, pero haremos escapadas al mar o a la montaña para ver otros paisajes que no los asociemos a los meses del confinamiento más duro.

    Pero a pesar de ser una época de vacaciones, de relax, no deja de ser un cambio de nuestras rutinas habituales, y todo cambio puede provocar estrés. Como cada verano, aparecen las vacaciones escolares, la jornada laboral reducida y la planificación de este tiempo de ocio. El estrés es la reacción natural del organismo para adaptarse a nuevas situaciones, por lo tanto podemos sufrir estrés estival.