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Dr. Holon de junio

07-06-2023

Dr. Holon de junio
En un ensayo controlado aleatorio publicado por “International Journal of Environmental Research and Públic Health” se demuestra que uno de los grandes beneficios de viajar es precisamente la reducción de la ansiedad y el estrés. Y aunque solo la salida sea de tres días, los efectos positivos duran hasta 30 días después de la vuelta. El psicólogo, Andrés Córdoba afirma que viajar ayuda a liberar el estrés, mejora la autoestima y aumenta la creatividad.

Antes de salir de viaje, puede ser que sintamos ansiedad y nos estresemos un poco, sobre todo si hace tiempo que no lo hacemos, tenemos que dejar la casa en condiciones, preparar el equipaje, intentar no dejarnos nada…, pero una vez ya nos vamos, es igual si nos hemos dejado algo que seguramente no necesitaremos o que podemos conseguir allá donde vayamos. Recordemos sólo lo más básico: documentos, dinero y algún dispositivo electrónico. Y una vez emprendamos el viaje, olvidémonos de todo y solo centrémonos en el presente y todas las novedades que vayamos descubriendo, dejemos de pensar en el pasado, y de sufrir ansiedad y preocuparnos por el futuro, y vivamos el momento.

Cuando viajamos seguramente saldremos de nuestra zona de confort, y esto nos dará una sensación de libertad con un gran potencial de posibilidades diferentes y emocionantes. Se trata de mantenerse abierto a lo que es desconocido, olvidando la necesidad de planificar y controlar y, por lo tanto, de estresarnos. Este es el viaje desestresante.

Si no estamos dispuestos a aventurarnos a lugares, paisajes y culturas diferentes que pueden contrastar con las nuestras, a probar comidas nuevas, escuchar músicas diferentes, seguramente quizás viajaremos, pero la experiencia puede resultar poco enriquecedora y probablemente estresante si buscamos en otros lugares nuestra cotidianidad.

Viajar nos abre la mente, es un reto porque trastoca nuestra cómoda vida y nos hace experimentar sentimientos que quizás teníamos escondidos, pero esto nos hará más sabios, nos conoceremos más a nosotros mismos y a las personas con quienes viajamos.

Aun así, el estrés en un viaje también está presente, porque nos ayuda a sobrevivir, pero será el estrés agudo, aquel que nos hace correr para no perder el avión, o para huir de algún animal que nos puede parecer peligroso. En cambio, el estrés crónico, el permanente, el del día a día, este se irá rebajando.

Y este espíritu viajero no solo lo tenemos que tener en grandes y largos viajes, sino también en escapadas de pocos días. Siempre hay algo nuevo, que desconocíamos o al que no le habíamos prestado atención. Y cuando volvamos, este espíritu procuremos mantenerlo vivo, y en nuestra propia ciudad o pueblo donde vivimos, en los paisajes conocidos, porque siempre podremos descubrir algo nuevo y enriquecer nuestra experiencia.

Y como dice el poeta griego Konstantín Kavafis en el poema viaje a Ítaca:
“…pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias”.


  • Estrés ¿ nos adaptaremos para sobrevivir?

    Para sobrevivir disponemos de un mecanismo ancestral, el estrés, que nos permite huir o atacar frente a depredadores o condiciones inhóspitas. Pero el estilo de vida actual nos proporciona situaciones estresantes donde la respuesta de huir o atacar no suele ser practicable, más que nada porque las situaciones no son puntuales y esporádicas sino que se suelen prolongar en el tiempo y entonces acabamos sufriendo las consecuencias del estrés crónico: problemas cardiovasculares, esqueléticos, digestivos, del sistema inmunitario, depresiones, y otros.
  • Risa y estrés

    De un tiempo a esta parte, las noticias del día a día no nos dan muchos motivos para reír, y vivimos en unos momentos de incertidumbre, inseguridad y miedo, en mayor o menor grado, que no nos permiten hacer planes de futuro con ilusión. Y todo esto nos estresa.

    Nos estresamos no sólo porque trabajamos mucho, tenemos mucha actividad, incluso falta de actividad, o nos enfrentamos a una amenaza, sino que nos estresamos cuando esto lo vivimos emocionalmente como una sobrecarga que supera nuestra capacidad de resistencia. El estrés es, en definitiva, dice el doctor Daniel López Rosseti, la noción consciente de un esfuerzo adaptativo a las circunstancias de la vida que se vivencia emocionalmente como un sufrimiento. El sinónimo de estrés es sufrimiento.

    Numerosos estudios realizados desde 1980 por neurólogos, psicólogos o psiconeuroinmunólogos como el Dr. Provine o el Dr. L.S. Berk demuestran los efectos positivos de la risa que nos ayudan a gestionar el estrés y obtener un mayor bienestar.
  • Miel, ansiedad y estrés

    Actualmente se sabe que la miel es un prebiótico rico en oligosacáridos que aumentan la microbiota intestinal, antes llamada flora bacteriana, de manera natural. Tomando miel mejoramos la salud digestiva, reforzamos el sistema inmunitario y podemos también mejorar nuestro estado de ánimo, porque del 80 al 90% de la serotonina se produce en el tracto gastro-intestinal. La serotonina es un neurotransmisor fundamental para el buen funcionamiento del sistema nervioso central y es el responsable de mantener en equilibrio nuestro estado de ánimo. Por este motivo, popularmente, la serotonina se conoce como la hormona de la felicidad y el bienestar.