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Estrés y microbiota

22-03-2017

Sabemos hace ya unos años que no todos los microbios son perjudiciales. Nuestro cuerpo convive con miles de millones de microorganismos (bacterias, hongos, virus, etc...) que colonizan la piel, boca, nariz, genitales y sobre todo el intestino delgado, donde podemos tener de uno a dos kilos de bacterias de diferentes especies.

Cada persona tiene una composición específica de la flora intestinal. El consumo de alcohol, los medicamentos, especialmente antibióticos, aditivos alimentarios, plaguicidas y malos hábitos alimentarios, como la comida rápida, así como sufrir estrés, pueden alterar considerablemente nuestra composición de la microbiota que es como ahora se denomina al conjunto de microorganismos de nuestro cuerpo.

La mucosa intestinal puede alterarse y activar procesos inflamatorios crónicos, como las alergias, problemas de la piel, obesidad y muchas otras enfermedades. Los intestinos y el cerebro están conectados, de tal forma que los estados de ánimo influyen en la microbiota y ésta produce ciertas sustancias que pueden alterar las emociones y nos dan sensaciones de bienestar o de tipo depresivo. Pacientes de síndrome de intestino irritable, o que sufren la enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa tienen un mayor porcentaje de depresiones y ansiedad.

El estrés actúa directamente sobre el equilibrio de los microorganismos que viven en el intestino. Puede cambiar la composición, diversidad y cantidad, aumentando las bacterias menos beneficiosas y afectando al sistema inmune.

Una buena gestión del estrés y una alimentación adecuada y rica en frutas, verduras, tubérculos y frutos secos mantendrá sana nuestra microbiota. Habrá una buena relación microbiota-intestino-cerebro y por lo tanto disfrutaremos de una salud óptima.
 
  • Dr. Holon de septiembre

    Decisiones y estrés

    Volvemos de vacaciones, si las hemos podido hacer, y este período en el que aparcamos las decisiones, y que lo dejamos todo para más adelante, lo aprovechamos para cuidarnos, para tener nuevas experiencias, para viajar, o para reencontrarnos con amigos y conocidos.

    Pero todo se acaba y debemos reanudar nuestra vida habitual y aquí es cuando empieza la carrera de tomar decisiones una tras otra. ¿Nos llevaremos la comida al trabajo o iremos a un restaurante?, ¿nos apuntaremos al gimnasio?, ¿iremos a hacer yoga?, ¿la niña hará judo?, ¿el niño música?, ¿tenemos que pintar el piso? Y esto son decisiones poco trascendentes, pero hay otras más complicadas, ¿tengo que romper con mi pareja?, ¿tengo que cambiar de trabajo?, ¿tengo que cambiar de piso?, ¿o debo cambiar de vida?.


  • El estrés, el tiempo y el sentido de la vida

    Termina el día y nos quedan cosas por hacer, pero estamos agotados, estresados ​​y lo dejamos para mañana, que seguramente será como hoy o peor. La sociedad actual parece que ha establecido una carrera contra el tiempo. Tenemos que ganar tiempo para poder hacer todo lo que tenemos pendiente. La encuesta del CIS de 2012 sobre la percepción en España sobre el tiempo, daba como resultado que al 78% de las mujeres entre 18 y 34 años les faltaba tiempo y  a un 60% de la población en general también.

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    Empezamos el año y todo son buenos propósitos e imaginarse una vida mejor.